A pocas horas de dejar la que fue su segunda casa, conversamos con Lilian Mella Zúñiga, secretaria de la carrera de Derecho quien se despide de la vida laboral para disfrutar regaloneando a sus nietas y cumplir sus sueños de viajar hasta Grecia y Egipto.
En torno a un café, Lilian Mella Zúñiga comienza a recordar cómo vivió ese día 22 de agosto de 1972 cuando con 18 años ingresaba a trabajar a la entonces Sede Regional Temuco de la Pontificia Universidad Católica de Chile, ubicada en calle Vicuña Mackenna donde funcionaban las oficinas de la Dirección de Extensión, donde ingresó a trabajar. “Llegué casi una niña y no sabía muy bien a que me iba a enfrentar. Ahí funcionaba extensión que tenía una filmoteca donde yo empecé prestando películas y donde tuve el privilegio de trabajar con don Enrique Eirlers”, cuenta Lili.
Durante esos años – cuenta – eran pocos los funcionarios en la Universidad, todos se conocían, era como una familia grande. “Al principio eramos muy pocos los que trabajábamos aquí, todos nos conocíamos, conocíamos a las familias, los hijos, se organizaban paseos, los “campamentos de la amistad”, ahí participaban los profesores, funcionarios administrativos, auxiliares y alumnos. Era un encuentro de la comunidad. Viví momentos muy lindos que recuerdo con mucho cariño”, comenta emocionada.
Luego de su paso por la Filmoteca, Lilian trabajó en el Departamento de Ciencias Naturales, Departamento de Educación, estuvo en la Dirección de Docencia, para finalmente el año 1994, llegar al lugar que la ha cobijado por los últimos 24 años: la Escuela de Derecho. Por su escritorio ha visto pasar a miles de estudiantes, que después de años vuelven a saludarla o a presentarle a sus hijos, ahora estudiantes novatos.
“En 1994 se inició la Escuela de Derecho con el director, Rodrigo Coloma Correa. Recibimos a 80 estudiantes que se convirtieron automáticamente en mis regalones, esa fue mi primera generación de los cuales muchos han vuelto a la escuela y pasan a saludarme ya siendo profesionales de destacada trayectoria: jueces, fiscales y defensores. Vivimos la construcción de nuestro edificio, paredes que han formado a grandes abogados de la región y del país y yo pude aportar con mi grano de arena para aquello”, comenta orgullosa.
A la hora de los balances, Lili es una agradecida de las oportunidades que la UC Temuco le otorgó para crecer profesionalmente. “En este trabajo, uno se mantiene vigente, actualizada, viva. Compartir con jóvenes todos los días te energiza. Yo hago mi trabajo con cariño y dedicación porque me gusta. Y con ellos no se siente el “viejazo”, se ríe.
Los agradecimientos van más allá del ámbito profesional porque la Universidad Católica de Temuco le permitió también formar una familia junto a su hijo Rodrigo, también funcionario de nuestra Universidad y que hoy preside el Sindicato del cual ella , hace 25 años, fue una de las primeras socias. “Mi hijo es mi orgullo, luego de estudiar en un Instituto la carrera de Técnico en Finanzas, postuló a un cargo y pudo ingresar a la UC Temuco y ahora está a punto de obtener su título de Ingeniero Comercial, gracias a una beca obtenida de uno de los beneficios que por negociación colectiva del Sindicato Administrativo otorga la institución a sus funcionarios. Entonces, ¿cómo no estar agradecida por las oportunidades que me han dado?”, reflexiona.
El orgullo es recíproco, porque Rodrigo Cid-Mella Mella comenta que, “no existen palabras para describir la escuela que ha sido mi madre para mí, en la formación como persona y trabajador y en su traspaso del cariño por la institución. Compartir el lugar de trabajo ha sido una experiencia muy bonita, donde siempre he escuchado una buena opinión de mi mamá por parte de sus directivos y sus pares, lo que me hace sentir muy orgulloso”, dice su hijo.
En tanto, para el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas, Económicas y Administrativas, Dr, Gustavo Di Pietro, Lilian ha sido “testigo del crecimiento y desarrollo de la carrera, superando adversidades y ganándose el aprecio de estudiantes y profesores (los nuevos y los antiguos), quienes guardan un cariñoso recuerdo de ella. Querida Lili te extrañaremos. Las puertas de la Fcaultad estarán siempre abiertas para ti”, dijo el decano Di Pietro.
El mismo cariño le entrega una de sus mejores amigas, quien agradece el apoyo y la amistad entregada por Lily durante su paso por nuestra universidad. “Fuiste, eres y serás un orgullo para muchos de los que llegamos a la Universidad y que tuvimos la gran oportunidad de conocerte y de formarnos a tu lado. Siempre con tu calidez, empuje,consejo, paciencia. Hemos vivido muchas cosas juntas tanto en lo personal como profesional. Hemos compartido risas y lágrimas Eres un pilar muy importante para mí y mi familia. Te vas dejando en muchos un cariño inmenso. Disfruta de la nueva etapa que comienzas, te mereces lo mejor, eres una gran persona y siempre te admiraré”, dice Ana María Aguayo.
De los recuerdos pasamos a los sueños y a las proyecciones de lo que será su vida a contar del 1 de abril, cuando, como dice ella misma, inicia una nueva vida.“Prácticamente toda mi vida la he vivido aquí en la Universidad, y como todo en la vida ha habido momentos gratos y otros no tanto, algunos sinsabores, pero muchas más alegrías y satisfacciones y por eso debo ser una agradecida. Me voy muy contenta y me llevo el mejor de los recuerdos de todos y todas. De las autoridades, de los profesores, de mis colegas y por supuesto de los estudiantes. Ahora es tiempo de dedicarme a regalonear a mis nietas, disfrutar siendo una abuela entretenida y también tengo planificado viajar y cumplir mi sueño de conocer Grecia y Egipto, como ven seguiré conectada al derecho y su historia en mis viajes”, se despide Lilian Mella, querida secretaria de la Escuela de Derecho.
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