La UC Temuco es líder en acceso inclusivo a nivel nacional, característica que destaca como parte del Sello Institucional y que tan orgullosos tiene a toda la comunidad universitaria que da vida a esta institución.
Con la instalación del primer propedéutico en la zona macro sur del país, la Universidad Católica de Temuco comienza a atender la necesidad de rescatar los talentos de cientos de jóvenes de educación media, instalados en los territorios de nuestra región. Bajo el convencimiento que de los talentos se distribuyen en toda la sociedad, sin distinción alguna, la Universidad genera entonces una plataforma de preparación y acompañamiento que deriva en el acceso gratuito a la educación superior de cientos de estudiantes que vieron en este primer programa propedéutico una oportunidad real de potenciar sus capacidades.
Conversamos con Rodrigo Del Valle Martin, director de un equipo que en cada una de sus acciones busca acompañar a los estudiantes para que desarrollen todo su potencial a través de las unidades que conforman la Dirección General de Inclusión y Acompañamiento Académico (DGIA).
La DGIA juega un rol fundamental en el perfil que acompaña a la Institución dado que somos indiscutidamente líderes a nivel nacional en Acceso Inclusivo. ¿Cuáles son los desafíos prioritarios que tiene esta Dirección?
Somos una Dirección joven, aún no cumplimos un año desde su creación oficial y, en ese sentido, el primer gran desafío que tenemos es completar su proceso de instalación. Si bien muchas de las estrategias y acciones que hoy son parte de la Dirección vienen de antes, con su creación, la Universidad ha dado un paso fundamental en cuanto a la proyección e institucionalización y le ha querido dar un nuevo impulso y coherencia a la enorme labor de acceso inclusivo y de acompañamiento que realizamos como institución. Por lo mismo, debemos evaluar este primer año de trabajo, analizar la implementación del plan operativo y de los lineamientos estratégicos que definimos y hacer los ajustes e innovaciones que sean necesarios para prestar un servicio aún mejor, en particular en el acompañamiento y monitoreo de resultados, de modo que impacte con más fuerza todavía en los estudiantes y en su vida universitaria, pues en su gran mayoría son primera generación en sus familias que pueden asistir a la universidad.
Por otra parte, en cuanto a la inclusión, es un desafío seguir profundizando e instalando en la comunidad universitaria y regional, la premisa fundamental de que generamos vías de acceso especial porque son estudiantes talentosos con proyección académica que no han tenido las mismas oportunidades que otros. No es en sí mismo por su condición económica o social, ni tampoco por su situación de discapacidad, sino para abrirles las puertas que la sociedad muchas veces les ha cerrado a pesar de sus talentos y compromiso. Son estudiantes que a pesar de las adversidades ha salido adelante y se han destacado, entre otras cosas por su perseverancia y motivación. En la misma línea, tenemos que contribuir a desinstalar el discurso de que son “estudiantes vulnerables”. ¡Todos los seres humanos somos vulnerables en diversas formas! En este caso lo que ocurre es que a ellos, a pesar de ser talentosos y tener proyección académica para continuar estudios universitarios, históricamente se les han vulnerado sus derechos, en particular el derecho a la educación consagrado en el Artículo 26 de la Declaración de los Derechos Humanos que señala explícitamente en relación a la Educación Superior que «el acceso a ella será igual para todos, en función de los méritos respectivos», por lo mismo, profundizar estas ideas fuerza en toda la comunidad, tanto universitaria como regional, sigue siendo un desafío importante en el cual estamos trabajando.
Siendo prácticos, otro desafío es que nosotros tenemos una alta dependencia de las políticas públicas porque hemos tenido la capacidad de adjudicarnos fondos externos y de hecho en la práctica, hoy día, el presupuesto de la Dirección depende en más de un 80% de fondos externos que son cambiantes y dependen de las Políticas de gobierno. Pero a la vez, la Universidad, justamente al crear la DGIA, asume un compromiso de continuidad, probablemente no en la dimensión que hemos tenido con el financiamiento ministerial, pero sí en cuanto a los equipos profesionales que conforman las cuatro unidades permanentes que se definieron como parte de la creación de la DGIA por el Consejo Superior: la Dirección de Acceso Inclusivo (DAI), la Dirección de Acompañamiento Académico y Socioemocional (DAAS), el CERETI y el Área de Gestión y Monitoreo Académico. Lo anterior, por la Misión y Visión de la Universidad, pero probablemente en parte también debido a que como siempre lo digo, esta Dirección, así como también la DGD, entre comillas, es una dirección que se “autofinancia”, desde la perspectiva del aporte que hace a que indicadores institucionales, en especial las tasas de retención y titulación sean mejores. Lo que hacemos es una tremenda inversión en los estudiantes que tiene un rédito muy alto para la Institución, primero humanamente y segundo también en la estabilidad y la permanencia de los estudiantes en la Universidad.
Finalmente, y quizás lo más importante, es el desafío permanente de ser fieles a los principios que nos orientan como Dirección, incluidos por supuestos los ya señalados. Partimos de la base de que los talentos están igualmente distribuidos, entre ricos y pobres, en todas las etnias y culturas, etc. Además, sabemos que el estudiante que en su contexto escolar aprovechó al máximo sus oportunidades de aprendizaje, lo seguirá haciendo en la Educación Superior, a pesar de su aparente “bajo rendimiento” medido según PSU, pero para ello debe, en especial en primer año, tener acceso a acompañamientos que le ayuden en la transición. También nos orienta la premisa de que como educadores y formadores de futuros profesionales, debemos confiar en las capacidades y talentos de todos los estudiantes. La confianza en ellos, el saber que cada funcionario, cada académico, cada dirección, carrera y la Universidad toda busca su desarrollo y crecimiento como persona y futuro profesional, es base fundamental de un buen aprendizaje.
Resumiendo, aunque joven, como Dirección tenemos una gran responsabilidad porque la Universidad nos ha encomendado un rol estratégico en un ámbito que la propia comunidad universitaria ha identificado como uno de los elementos del Sello UC Temuco que más nos distingue y posiciona como universidad.
A su juicio, y desde el trabajo que se desarrolla en la Dirección, ¿cuáles son los proyectos emblemáticos que destacaría?
La verdad es que puede sonar un poco pretencioso, pero creo que todo lo que hacemos puede tener hoy un poco esa calidad de “emblemático”. Al menos así lo vivimos en la DGIA, y eso nos motiva en el trabajo diario. En ese sentido, se pueden destacar muchas de las acciones que hacemos. Partamos por ejemplo, con las Tutorías par realizadas por decenas de estudiantes destacados de cursos superiores, hoy felizmente en nuevos espacios físicos en la Sala TEVU de Campus San Francisco en el Edifico A y en el nuevo Portal del Estudiante en el Campus San Juan Pablo II. O el trabajo del equipo de Facilitadores PACE que con activa presencia en 35 liceos de 19 comunas de la Región, es el PACE más grande en Chile, dentro de la red de 29 instituciones que trabajan con el Ministerio de Educación en esta potente Política de gobierno, que esperamos pase a ser política de Estado. En la misma línea el Propedéutico, aunque hoy más pequeño dado el crecimiento del PACE, cumple un rol señero en la labor de la DGIA y es también el más grande de Chile.
Por otra parte, el trabajo del CERETI, hoy dentro de la DGIA, es reconocido por su hermosa y dedicada labor con los estudiantes en situación de discapacidad y con los profesores que les hacen clases. Ellos, con un sello alegre y positivo que les caracteriza, buscan también que toda la comunidad comprenda y tome conciencia de las barreras existentes que hacen aún más desafiante el vivir en dicha situación. Por supuesto, se destaca también todo el trabajo de los profesionales de acompañamiento académico y socioemocional que, heredando la labor del CRA y la BNA, están profundizando y ajustando sus estrategias para poder hacerlas más eficientes, accesibles y eficaces, comenzando también a innovar con nuevas acciones como la Semana TEVU, nuevos talleres, o el uso de las TIC para apoyar los procesos de acompañamiento. Finalmente, un nuevo, y esperamos relevante aporte de la DGIA, son los reportes estadísticos, de monitoreo estudiantil y de rendimiento académico que entregamos a las carreras y usamos para mejorar nuestra propia gestión y por supuesto todo el enorme trabajo administrativo que hace posible que estas acciones sean posibles.
Director, al pensar en la DGIA, ¿desde qué conceptos la reconoce y a su vez, cómo le gustaría que la comunidad universitaria los reconociera?
Lo primero que se me viene a la cabeza son varios adjetivos. Servicio, apoyo, eficiencia y eficacia, compromiso, alegría y buena onda. En ese sentido, espero que la DGIA sea reconocida como una Dirección a la que el resto de la comunidad universitaria acuda con confianza, sabiendo que sus solicitudes serán recibidas de la mejor forma y gestionadas con eficiencia y eficacia, contando con que juntos podemos colaborar en diversas iniciativas que nos aúnen tras nuestra misión como Universidad. Una unidad en la que sus profesionales vienen felices a trabajar porque hacen una pega con sentido y en un ambiente positivo, dialogante y fraterno.
Lo fundamental es el equipo humano de la DGIA. Esta entrevista me la están haciendo a mí, pero todo lo que he compartido se hace posible gracias a un tremendo equipo humano de más de 65 profesionales y cientos de estudiantes que son tutores par, voluntarios, practicantes y monitores en las múltiples actividades que hacemos, tanto en la Universidad como en decenas de liceos distribuidos por toda nuestra querida región de La Araucanía.
Les invitamos a revisar la entrevista realizada al Director de la DGIA en TVN.
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