El Aula Magna fue el espacio que reunió a diversos actores sociales, académicos, profesores y personas del mundo eclesiástico para conversar y reflexionar sobre los “Desafíos de la Iglesia Católica en la Inclusión de Personas con Discapacidad”. El encuentro fue organizado por profesores católicos de Educación Diferencial del Obispado; el Instituto Teológico Pastoral del Obispado de Temuco, ITEPA; el Colegio Santa Cruz y la Universidad Católica de Temuco.
Durante la jornada expusieron académicos y representantes de la Iglesia Católica, abordando temáticas como “Las Representaciones Sociales sobre Discapacidad, en la Iglesia Católica, ¿Incluimos o Segregamos?”; “Inclusión o exclusión: Un desafío pendiente”; “¿Dónde ubicamos a la persona con Discapacidad en la Iglesia? ¿Alguien activo o pasivo? ¿Alguien participativo en la vida de la Iglesia o mero receptor de una acción dirigida a él?” y “El Evangelio de la Inclusión, sus desafíos para la Iglesia y para la sociedad toda”.
Desde el año 2006 la UC Temuco ha asumido formalmente la tarea de trabajar por la inclusión de personas con discapacidad, creando el Comité para la Inclusión de Estudiantes (CID). Actualmente se cuenta con una Unidad de Recursos Tecnológicos para el Aprendizaje (URTA) creada por el CID y por el Sistema de Bibliotecas, ofreciendo un lugar adecuado con herramientas que colaboren con la igualdad de oportunidades para estudiantes con discapacidad.
Para el prorrector Arturo Hernández la inclusión es de suma relevancia, así lo señaló en su discurso, destacando que “dada nuestra impronta fundacional y nuestra condición de Universidad Católica, el tema no nos puede resultar ajeno, al contrario es un tema de la más profunda importancia para los miembros de nuestra comunidad y para nosotros como directivos de la institución”.
Para finalizar, en su discurso el prorrector Hernández agregó que «Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con el fin de avergonzar a los sabios; y ha escogido lo que el mundo tiene por débil, para avergonzar a los fuertes. Queda absolutamente claro que lo que parece a los hombres debilidad y flaqueza, es para Dios motivo de especial amor y cuidado. Y este criterio divino se convierte para la Iglesia y para cada uno de los cristianos, como nosotros, en tarea y en obligación”.
Periodista: Macarena Maturana M.
Foto: Jorge Zúñiga
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